EDITORIAL

Con la tasa de desempleo juvenil más alta de Europa, España tiene motivos para preocuparse. En este número de La Balconada, podrán descubrir, sin embargo, en qué se emplea parte de ese sector de la población, de esa llamada ‘juventud sin futuro’, de ese colectivo que algunos políticos han invitado a abandonar el país por falta de expectativas laborales, por su ineficiencia, en realidad (la del político en cuestión, claro está). Quizá lo que la juventud necesita no es un Estado que los trate con actitud paternalista, sino que de rienda suelta a algunas de las iniciativas y que las apoye. Los tres reportajes que les presentamos este mes tienen como protagonistas a jóvenes de esta comarca pero que bien podrían ser de Granada capital, o de otras zonas rurales de la provincia o de Andalucía. Los tres documentos tienen en común que tratan sobre iniciativas que se han puesto en marcha sin apenas o ninguna ayuda estatal o de otra administración y que sin embargo, podrían ser futuros nichos de mercado por descubrir. Las tres actividades apuestan por la cultura, el deporte y la naturaleza  por lo que son además sostenibles económica y ecológicamente. Aunque les parezca descabellado, el futuro laboral de estos jóvenes no pasa por volver al modelo basado en la construcción ya sea para promotoras privadas o arreglando calles en los pueblos. Se deben fomentar iniciativas que pueden servir para promocionar las áreas rurales, pues son las que más están sufriendo los estragos del desempleo juvenil, y sobretodo, porque asumir que la juventud no tiene futuro es afirmar que nuestra sociedad ha muerto.