Editorial de Enero

Cumplimos un año de asomarnos al valle de Lecrín desde nuestra balconada, y es momento de mirar atrás y pensar en todo lo que nos ha aportado este proyecto. Conocer la casa de las conchas y sus pacientes moradores; Marcos, el apicultor con el corazón de miel; artistas como Gym Halama o Paloma López Guerra; los músicos del valle y todos los agentes culturales que hacen trascender a las personas que aquí vivimos de nuestra realidad; los miembros de Almósita que velan por que el patrimonio cultural se transmita a las siguientes generaciones; los agricultores de Ecovalle que han creado una forma alternativa y participativa de acreditar su trabajo respetuoso con el campo... Muchas personas de las que hemos aprendido con cada una de las historias que han compartido con La Balconada. Nos sorprendían las historias de las casas del Valle de Lecrín, los vestigios de que esta comarca no siempre fue como la conocemos como la falla de Nigüelas, la Ruta del Mamut de Padul o el Barranco de Luna. Conocimos a fondo la situación de algunos de los cultivos más extendidos como las naranjas o las almendras. Esta comarca nos ha enseñado mucho, y en La Balconada queremos seguir aprendiendo, y mostrando lo que conocemos de este valle a nuestros lectores en papel, repartidos por la provincia de Granada, y también a los que nos siguen a través del blog en España y otros países. Queremos dar las gracias a todos ellos, a los que nos enseñan, a nuestros colaboradores que participan con sus artículos, a los que leen nuestras entradas y reportajes, a los que comparten o marcan con un 'me gusta' nuestro contenido en Facebook, a nuestros seguidores de Twitter y muy especialmente a las empresas que colaboran con La Balconada, porque anunciarse en esta revista no es sólo promocionar una empresa sino ayudar a promover el desarrollo sostenible y económico de todo el Valle de Lecrín. Muchas gracias por este primer año de vida. ¡Y que cumplamos muchos más!