Editorial

Mayo es conocido como el mes de las flores. La vegetación vuelve a la vida tras el frío y oscuro invierno. Tonos púrpuras, violetas, rosas, rojos y amarillos, se extienden por campos, laderas y montes. Para confirmar que ya es primavera el azahar perfuma cualquier rincón de la comarca y las abejas comienzan a recolectar el polen permitiendo que este renacer de la madre naturaleza se repita año tras año. Estos diminutos seres son los agentes de la floración, y con ello, de nuestra propia existencia. Para que haya un equilibrio en el ecosistema la labor de cada elemento que lo forma es esencial. Si se da cualquier circunstancia que ponga en peligro la colmena, el enjambre actuará para solucionarlo.

   En el panorama musical de la comarca ha ocurrido algo parecido. Tras un periodo en el que la falta de público y de inversión provocó el cierre de locales y la eliminación de varios festivales, hoy podemos hablar de que comienza a resurgir la actividad musical en el Valle de Lecrín. Desde hace aproximadamente un año, se han creado nuevos escenarios, pequeñas empresas que apuestan por la difusión de la música y que la fomentan. Bandas y festivales que fusionan estilos con el objetivo de que la gente se divierta compartiendo emociones y cultura. Estos esfuerzos individuales deben ir acompañados del apoyo de todos, y no solo en la música, sino en cualquier nuevo proyecto que busca la revitalización de nuestra comarca, esta gran colmena.