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Valle de Lecrín, GRANADA, Spain
Revista y agenda cultural del Valle de Lecrín

domingo, 27 de noviembre de 2011

Las Casas de la Comarca. La Casa de los Espada


Texto : Lidia  Álvarez/ Fotos: Viasur

Juan estaba buscando un regalo muy especial para su mujer, cuando encontró un caserón antiguo y medio derruido que se vendía. Sintió una corazonada al llegar a la plaza de la Iglesia en Pinos del Valle y verla, así que decidió comprarla. Los vecinos del pueblo le habían hablado de esta casa, que siempre había sido muy conocida desde que ellos tenían uso de razón, porque había pertenecido a una familia rica del Valle, aunque no se sabía mucho más acerca de ella. Esto intrigó a Juan, que decidió llevar a cabo una restauración respetando la estructura de la ruina que había adquirido, para mantener así su estilo y esencia inicial.

   Lo primero que se encontró fue un gran patio central, la parte más importante de la casa, y en torno al cual se agrupaban cuatro alas o bloques. Este diseño estaba basado en el modelo morisco, muy común en nuestra conocida Alhambra. Se encontraron también seis tinajas, enterradas o semienterradas, lo que hizo sospechar a Juan de la relación que había entre la casa y el molino adyacente. Al parecer, la distribución de la casa (sobre todo de la planta baja) estaba enfocada a su uso de cara al público: las dos habitaciones ubicadas a cada lado de la entrada principal eran usadas básicamente para trabajar y recibir gente durante la época de cosecha, cuando los vecinos venían a prensar y refinar su recolección de aceituna al molino, que estaba trabajando noche y día. A cambio, daban una parte de ese aceite como pago, que era almacenada en la bodega de la casa, en esas enormes tinajas, que por cierto tenían 200 años de antigüedad.

   Al adentrarse un poco más, se descubrió un suelo de roble elevado, aunque muy deteriorado, en la estancia que en su día fue sala de estar y comedor (con la chimenea). Este suelo fue en la época muy poco común y exclusivo, así como lo era la forma que había en el marco de alguna de las puertas, que recordaba a la estrella de 8 puntas símbolo de Andalucía.
   Al fondo del todo estaba el jardín, en un estado penoso por la falta de atención. Contenía éste un número interesante de árboles: un laurel, naranjos, limoneros, una higuera y un limero. Pero sin duda el más interesante era un árbol indígena cuyo fruto es la azofaifa, y que está presente también en muchos de los cármenes del Albayzín.




   Cada pequeño detalle que encontraban daba a entender a Juan que sus propietarios habían sido gente importante y de mucho dinero, pero ¿quiénes podían ser? Su curiosidad iba en aumento, y tras muchas investigaciones descubrió que tanto la casa como el molino se construyeron a mediados del S.XVIII, coincidiendo con la unión de la familia Espada y la familia Saez-Diente. La primera, oriunda de Avilés (Asturias), tenía vínculos con la corona francesa, de ahí que en su escudo aparezcan las tres flores de Lys (con el permiso del monarca francés como resultado por el apoyo en la guerra de Flandes) y tres espadas. La familia Saez-Diente era de Restábal - Melegís y tenía tierras y propiedades por todo el Valle de Lecrín, extendiéndose hacia el Sur y Este de la casa. Todas estas propiedades y su negocio se basaban en la producción del aceite de oliva. Más adelante, a principios del S.XX, los lazos de la familia se extendieron a la familia Orbe, también muy importante en el Valle. Esta familia era la propietaria de la casa adyacente y de todas las tierras hacia el Norte y el Oeste. El miembro más destacado fue D.Juan José Bonel y Orbe, Cardenal de Toledo y confesor de la Reina Isabel II. Él encargó construir la Iglesia.

   Juan comprendió entonces la corazonada que tuvo al ver la casa por primera vez y puso más empeño aún en su restauración, intentado aprovechar todos los elementos que ya había en la casa, como las columnas de hierro del patio central, o el enrejado de sus puertas; y a la vez utilizando materiales de gran valor y calidad, como  los suelos de barro (el más caro del país), o las puertas y mobiliario de roble, que se buscó por toda España.
   Tras ocho meses de duro e intenso trabajo de rehabilitación, Juan por fin tuvo el regalo perfecto para su mujer.

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