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Valle de Lecrín, GRANADA, Spain
Revista y agenda cultural del Valle de Lecrín

martes, 1 de marzo de 2011

El Valle Naranja







El Valle Naranja
Texto: Vanesa Sánchez/ Fotos: Luis Chacón

Uno de los principales cultivos en nuestro valle es el de los cítricos. Fueron introducidos en la península por los musulmanes en el siglo XI durante la revolución agrícola, en la que se desarrollaron las técnicas para el cultivo de regadío. Según el libro “La ciudad en al-Andalus y el Magreb”, escrito por Carlos Gómez de Avellaneda  Sabio, Ibn Massan, tras realizar un viaje canónico por Asia y llegar al norte de la India, trajo consigo numerosas semillas, entre ellas la del narany, es decir, el naranjo amargo.
En la actualidad más de 800 hectáreas del Valle de Lecrín se dedican al cultivo de cítricos, entre los que destacan los naranjos. Las especies de éstos han ido evolucionando con el tiempo ya sea por la mano de la naturaleza o a través de injertos creados por el hombre para su comercialización.  En nuestra comarca los tipos que más abundan son la Blanca y la Navel, en sus distintas variedades.
Aunque sigue siendo un producto muy demandado por la industria de zumos, la naranja del Valle de Lecrín está atravesando por un momento de cambio ya que como muchos otros productos agrícolas, el precio al que se vende no compensa económicamente todo el trabajo e inversión que conlleva conseguir una producción de cítricos.
"La industria utiliza esta naranja para rebajar la acidez a sus zumos"
Según Jesús Quiles, encargado de una de las dos cooperativas del Valle de Lecrín, que cuenta con más de 300 socios, empresas como Zumosol, de Pascual, y Don Simón,  de García Carrión, compran a esta cooperativa las naranjas. El dulzor de esta fruta, sumado a las condiciones meteorológicas de la zona, la hacen idónea para dichas empresas que la utilizan “para  mezclarla con su zumo y bajarle la acidez”, asegura Jesús. La Unión Europea propuso el pasado octubre una directriz a los estados miembros para prohibir el azúcar añadido en los zumos envasados. En la actualidad se permite agregar hasta 15 gramos de azúcar por cada litro y está totalmente prohibido en aquellos zumos que se venden como 100% naturales.

La ventaja de tener a clientes como Zumosol o Don Simón es que esta cooperativa sabe que tiene vendidos los 4 millones de kilos de naranjas que produce,  incluso antes de la recolección, ya que se hace un contrato previo. El inconveniente está en boca de todos: el precio. Según el encargado de esta cooperativa del Valle de Lecrín, “este año se ha pagado el kilogramo a 10 céntimos de euro. Si sólo la recolección cuesta unos 7 céntimos, sin contar con el cuidado de los campos, qué beneficio y qué futuro tiene este trabajo”.
“Hace 40 o 50 años esta fruta valía más que ahora”
 La comarca se caracteriza por la división en minifundios del terreno, pequeñas parcelas que en su mayoría no llegan a medir una hectárea, sino un marjal, es decir, 528,4metros cuadrados. Además, muchos de los socios de esta cooperativa, son personas mayores cuyos familiares tampoco ven una salida laboral en el campo a consecuencia de la desvalorización de la naranja. “Hace 40 o 50 años esta fruta valía más que ahora. En Sevilla se la comían envueltas como los mantecados y en Madrid también”, dice Jesús y no le falta razón. A finales de 2010, los portavoces de ASAJA en Valencia hicieron público que el precio en origen ha caído en los últimos 20 años un 50%, según un estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA). Otro dato más, es el que se desprende del Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos (IPOD) del mes de enero: a pesar de que la media del precio del kilo de naranjas se paga al agricultor a 17 céntimos de euro, se vende al consumidor a 1,36 euros. Estas cifras colocaron  a la naranja en el segundo producto agrario con mayor diferencia entre el precio de origen y el de destino, con un aumento de un 700%.
Ante este panorama la única solución que Jesús Quiles encuentra es el aumento del precio ya que piensa que otras soluciones son convenientes para producciones más pequeñas.

SOLUCIONES
Sin embargo, para algunas instituciones y asociaciones las posibles salidas a esta situación parten de que ese incremento de precio sea paralelo al de la calidad del producto y a una promoción apropiada de esta fruta.
Este es el caso del Ayuntamiento de El Valle, donde su alcalde, Juan Antonio Palomino, afirma que para poder exigir un precio más justo para el agricultor se debe mejorar la calidad del producto y reducirse las redes de distribución, es decir, que los consumidores puedan comprar  directamente al agricultor. Es por ello, que el equipo de gobierno de este municipio y la cooperativa de agricultores han emprendido una campaña de difusión de los cítricos del Valle de Lecrín a través de la iniciativa “Cómete el Valle”. El Mercado Abierto de Agricultores y Artesanos en Saleres que se celebra el primer domingo de cada mes ha servido de ensayo para un evento que además de consolidarse tiende a extenderse  a otros municipios de la comarca. Según Juan Antonio, es muy probable que el próximo municipio en unirse a la iniciativa sea Nigüelas, y otros que aún están por confirmar. Pero este mercado va acompañado de una página web que servirá de plataforma para que consumidores de toda España puedan tener productos del Valle de Lecrín recién recolectados. Una vez que el cliente haya hecho su compra la cesta llegará en 24 horas “y  cuenta con la ventaja de que son productos recién cogidos del árbol y la huerta y eso es un activo, es un valor añadido que es lo que tenemos que ofrecer”, asegura el alcalde.
“estos campos son nuestra seña de identidad”
Según el regidor del El Valle, la cooperativa ha puesto toda su maquinaria en marcha en una dirección,  “que se mantengan estos campos porque esa es nuestra seña de identidad y eso se consigue vendiendo el producto, ofreciendo más calidad aunque se produzca en menor cantidad; acondicionando las infraestructuras agrarias, preparando los caminos para que sean accesibles, etc”
Asimismo, eventos como la Carrera de la Naranja y la Feria del Cítrico cumplen este año su IX edición y en ellos  se promociona tanto los productos agrarios como los pueblos de Restábal, Melegís y Saleres en el ámbito turístico. Además, una parte de este programa se dedica a una revisión de técnicas e intercambio de experiencias sobre los cítricos como el marketing de los productos agrícolas en un mercado globalizado y tipos de injertos, entre otros.
“el turismo nacional es el que está manteniendo los alojamientos rurales, y ha encajado muy bien en la idiosincrasia del Valle de Lecrín”
El aspecto turístico en esta estrategia resulta esencial en esta línea de actuaciones. Gracias a que los campos son pequeñas parcelas en las que conviven diversas especies como los frutales y los olivos, del tipo lechín, y que crecen en bancales,  muchos turistas se ven atraídos por este paisaje, ya sea para realizar deportes al aire libre, para disfrutar de la gastronomía o para conocer el patrimonio histórico de la zona.  Además, este año coinciden con el paso de Eurorando 2011. Cita deportiva por la que miles de senderistas visitarán la Comarca.
Estas políticas de promoción ayudan a crear una infraestructura de Turismo Sostenible, acorde a la promoción que la Junta de Andalucía está realizando por toda la comunidad para impulsar este sector económico que ha cambiado y evolucionado. Debido a la crisis económica, el turismo extranjero ha disminuido pero el nacional crece a buen ritmo. “Hablando con la gente que se dedica al sector de la hostelería, el turismo nacional es el que está manteniendo los alojamientos rurales, y ha encajado muy bien en la idiosincrasia del Valle de Lecrín, porque está muy cerca de Granada, y mantiene el sabor agrario que había en otras zonas hace años”, confirma el alcalde.

OTRA ALTERNATIVA
Andalucía es la primera Comunidad Autónoma en superficie dedicada a los cítricos ecológicos, con más de la mitad del terreno a nivel nacional. El 80%  de la producción se exporta. El mercado alemán es el más interesado en estas frutas ecológicas, con un 40% de ventas, seguido del mercado español, francés ( 13%), Reino Unido (9%) y Holanda (8%), según un estudio realizado por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Valencia. Sin embargo, en La Fabriquilla, finca situada en Restábal y que gestionan Daniel Bravo y Noemí Pezuela, las naranjas que salen son comercializadas en canales de distribución mucho más cortos. A través de su web, publicaciones especializadas y redes sociales han hecho una campaña de difusión con el nombre de su producto, La Naranja Orgánica, y han logrado contactar con tiendas ecológicas, particulares y asociaciones y redes de consumidores que se organizan para hacer en Granada sus entregas semanales. La mayoría de sus clientes reside en la provincia y sobre todo en la capital, pero también envían naranjas a consumidores de Asturias y otros puntos de España.
"se debe aprender a trabajar la tierra y el cultivo, porque nos han enseñado a tirar productos, abonos y venenos, no a abonar"
“La gente que nos compra va buscando una alta calidad  porque el producto aumenta de precio al tener que pagar el transporte”, asegura Daniel. El precio de  venta “oscila según sean de mesa a 1€,  a 75 céntimos, las de zumo y a 60 céntimos, la dulce que no tiene acidez y tiene su valor al ser una variedad bastante antigua en esta comarca”, dice este agricultor ecológico.
Ha sido un proceso largo en el que han invertido cuatro años para transformar este terreno en un cultivo orgánico. Joaquín Olivares, inspector de la certificadora Agrocolor, la única con sede en Granada, realiza una auditoría para acreditarlo. Son varios los requisitos para conseguir ese sello de calidad, entre ellos, “tener ganas, cualquiera puede ser agricultor ecológico, pero hay que mentalizarse de que se vuelve a la agronomía tradicional, que no es menos efectiva, es lo que se ha hecho siempre. Además, se debe aprender a trabajar la tierra y el cultivo, porque nos han enseñado a tirar productos, abonos y venenos, no a abonar, ni a cuidar el cutivo”, opina Joaquín.
Algunos agricultores no certifican su producción debido a que deben pagar una cuota anual de 160 euros por cada hectárea de terreno.  Hace unos diez años la Junta de Andalucía privatizó los servicios que garantizan oficialmente la calidad ecológica. Sin embargo, en otras comunidades sigue siendo competencia de las instituciones públicas, y en algunas, la obtención de este sello no supone coste alguno para el agricultor ecológico.
"está aumentando el número de terrenos que están en proceso de conversión en el Valle de Lecrín"
Para la reconversión total se tardan cuatro años ya que durante el primero los productos seguirán vendiéndose como convencional, el segundo y el tercer año, a pesar de que se produce como ecológico, la fruta será vendida como producto en conversión. Es el cuarto año cuando podrá comercializarse como ecológico certificado. Según el inspector de Agrocolor, está aumentando el número de terrenos que están en proceso de conversión en el Valle de Lecrín. La superficie de la comarca acreditada como ecológica es de 45,64 hectáreas, de las que 6,6 son de cítricos, según un estudio realizado por Unidad de Territorial de Empleo, Desarrollo Local y Tecnológico de Padul.
La Fabriquilla es un terreno cedido por una vecina que no puede cuidarlo personalmente. Este tipo de concesiones “son muy comunes en el Valle de Lecrín, y no tanto en otras zonas de la provincia”, afirma Noemí Pezuela, y se debe al retraso del relevo generacional. “Estamos obligados a que se produzca ese cambio generacional, y es que ya no es como años atrás que era muy rápido, los padres sabían que sus hijos iban a cuidar y mejorar esa tierra al heredarla. La situación ahora es que sus herederos tienen dos opciones: abandonarla o venderla”, añade Olivares.
“no podemos vender un desarrollo rural sostenible sólo en papel”
Según Noemí,  “esta situación establece redes; saben que nosotros estamos cuidando bien su tierra y muchos nos observan satisfechos porque haya jóvenes que realicen este trabajo, a partir de ahí, nos sugieren que hablemos con otros vecinos porque pueden estar interesados en cedérnoslo”. De no existir esta solidaridad muchas fincas serían ahora terrenos baldíos ya que el precio del marjal en muchos casos es “desorbitado, se llega a pedir hasta 6000 euros por marjal, y si hay posibilidad de cortijo muchos piensan que pueden vender la hectárea a 120.000 euros” dicen los agricultores.
En esta finca de Restábal se intenta demostrar que la producción ecológica es viable. Noemí es ingeniera agrícola y piensa que “al agricultor no se le puede convencer sólo con la teoría, no podemos vender un desarrollo rural sostenible sólo en papel”.
Iniciativas como las de La Naranja Orgánica y las diferentes actuaciones del Ayuntamiento de El Valle fomentan el mantenimiento de un entorno con un gran valor paisajístico y aportan las herramientas para la revitalización de la economía de la comarca, con una perspectiva sostenible en el tiempo. Combinan los avances tecnológicos, en cuanto a riego y comercialización, con la calidad y variedad de frutas y hortalizas que se obtienen durante todo el año. Todo ello  para recuperar el importante rol que el Valle de Lecrín tuvo en la provincia,  antes de la industrialización de la agricultura, “históricamente ha sido la despensa de Granada y queremos que vuelva a serlo” afirma el alcalde, Juan Antonio Palomino.

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